miércoles, 25 de noviembre de 2020
viernes, 13 de noviembre de 2020
Leyendo a Manolo Carrasco se recuerda a Baudelaire y Mallarmé, se recrea el simbolismo y el parnasianismo
No sé, seguramente fuese
útil conocer el oficio de radiestesista o nigromante, para percibir el tirón,
en la varilla, del manantial subterráneo, o la revivificación de lo ausente,
alimentado por la propia sangre. Sólo sé que no estoy dispuesto a perpetrar el
viaje surrealista que Manolo Carrasco ni siquiera propone, no estoy animoso a
montar esa góndola. Y sé que la memoria
del subsuelo es intocable, intraducible, que el discurso del inconsciente puede
ser diarrea mental o preclara intuición, y siempre ocurre que quien desciende
al país de las sombras, olvida el camino de vuelta y la lengua materna, y, si,
por azar, regresa y quiere contar cosas de allí, sólo articula voces sin
sentido, metal con impurezas, agua enturbiada. Por eso, un pudor indolente y
alado me persuade de no bajar a esos infiernos. Sin embargo, admito que la cara
oculta de Carrasco se ha ido iluminando progresivamente. El contenido le ha
dado sustancia y mensaje al continente, a la forma.
Leyendo a Manolo Carrasco
se recuerda a Baudelaire y Mallarmé, se recrea el simbolismo y el
parnasianismo, la teoría del arte por el arte, se adopta imperceptiblemente la
convicción de que la poesía es un diamante en el ojo de Buda, un santuario
sagrado al que no accede cualquiera, un algo refinado, elegante y noble; lejos
del alcance de una mano encallecida por el poco o el azadón, de un corazón que
no sea delicado y sensible. La Evolución de Carrasco desde “Cárcel” y “Vidrios
rotos” (Madrid, 1977) hasta “Canto ciego” (Madrid, 1978) y “La imagen de tu
vuelo” (Granada, 1980), ha consistido en un progresivo y hermético cierre de
puertas, hasta llegar a la última habitación de la torre, en que habita la
belleza celeste, ideal, bisexuada, de los dioses paganos griegos.
Manolo Carrasco ha tenido
la suerte o el talento de ver publicados ya cuatro libros. De ellos,
seleccionamos algunos ejemplos:
¿QUÉ IMPORTA?
Eres el espacio pequeño
del tiempo
punto del universo.
Millones de luces y
sombras
envuelven el infinito de
tu volumen,
y eres hombre de tierra y
carne,
pero, ¿qué importa?
si aún con sueño de esfera
agonizas, lloras y cantas.
El camino es corto, así es
la vida
y tu lengua tiene el sabor
del camino
(de “Vidrios rotos”)
Esta noche encenderé una
vela en la ventana,
y ahuyentaré lo oscuro
mientras la ciudad muere
en el letargo
y las meretrices hacen sus
ofrendas.
Esta noche no acudirá el
sueño
a privarme de soñar
despierto.
Extendido en el lecho
Está cuanto amo.
(de “Canto ciego”)
PASIÓN Y UNIVERSO
Aquí, sentado en este
viejo café
olvidado en el extremo de
la ciudad,
espero la presencia de un
bello cuerpo.
Junto a los cristales
iluminados
veo la penumbra de la
calle,
y observo que desde una de
las esquinas
el pálido rostro de un
muchacho
se ofrece a la
voluptuosidad de la noche,
con la sonrisa insinuante
de sus labios.
Algunos paso inseguros se
acercan
y temblorosos ante la
excitante boca
cruzan la acera hacía la
ansiosa pasión
de un anhelante universo.
(de “La imagen de tu vuelo”)
Escritores jóvenes, Motril
y Comarca. Cristóbal Zafra, del libro “Motril
GUADALFEO, revista juvenil
·
GUADALFEO revista juvenil
En 1980 y fruto de las
actividades culturales de Antonio Reyes nace GUADALFEO, cuyo director será Paco
Ortega, activo poeta local, y que llevará a la revista a alcanzar metas jamás
logradas por el periodismo local juvenil. Así, en julio de 1980 se reúnen un
grupo de poetas y amigos de Motril que están entusiasmados con la idea de la
formación de una revista juvenil, con carácter gratuito, y que, además de ser
independiente en todos sus criterios y respetando totalmente la libertad de
expresión de sus redactores, pueda llegar a movilizar a la juventud motrileña a
favor de la cultura.
A la
salida del número 0, es recibido fríamente por la prensa local que no duda en
criticar abiertamente lo que cree un intrusismo y un posible competidor. En
realidad no era ni fue así. GUADALFEO sólo llegó a ser lo que en un principio
se habían propuesto los que lo hicieron salir a la calle: una revista distinta, de carácter
simpático y, sobre todo cultural. Así éste número 0 tuvo entre sus páginas artículos
dedicados a artista locales, a los representantes de la cultura municipal y del
andalucismo. También fue el bautismo de algunos de los que estábamos allí, lo
que, a todas luces, resultó positivo.
En el
número uno se va viendo la madurez que pronto adquiriría la revista y así
encontramos las primeras sensaciones fijas que serán de poesía, divulgación
científica, pintura, ecologismo, pacifismo; así como humor y todo ello dedicado
en exclusiva a Motril y su comarca. En los siguientes números, ante la
creciente demanda, se llegarán a tirar hasta 600 ejemplares, sin que pasase de
este tope debido a las dificultades de carácter económico que imposibilitaba su
ampliación.
Pronto
se convirtió la revista en la portadora de la antorcha cultural de Motril. También
tuvo cabida entre sus páginas la política y se llegaron a criticar la carrera
armamentística, las grandes empresas capitalistas; así como el sistema del
blorque soviético. En sus últimos números, ya a mediados del 1981, podemos
encontrar las novedades de la inclusión en sus páginas de cómics, páginas sobre
la historia comarcal y una crítica a las fiestas de este año. Al final, y tras
un recorrido de 14 números en la calle, sin faltar nunca a su cita mensual,
sucumbió la revista bajo las presiones de la falta de capital o ayuda para
financiar este precioso proyecto de revista cultural y no lucrativa. Varias
veces se ha intentado ya el resurgimiento de GUADALFEO, pero hasta ahora ha
sido infructuoso. Una pena.
Miguel Pérez.
Prensa Juvenil en Motril, del libro “Motril
Miguel
Pérez es el benjamín de la casa, y como tal, anda siempre con sus cosas de aquí
para allá. Vino con una pluma tan virgen como el verde limón. Con su riesgo
natural se lanza a la calle y se atreve
con todo lo que le pongas. Ahora se centra Miguel en lo que escribe y es capaz
de superar a los viejos que estamos por allí. Va por buen camino.
Gerardo Pérez Martín