jueves, 23 de diciembre de 2010

Arco iris para un día de invierno


          Jueves 23 de diciembre, primer día de vacaciones, que mejor ocasión que realizar una nueva salida y hacer footing por los pinos de La Bullarenga, la número 24 del presente curso; ya iba pensando en cambiar de zapatillas. Salida a las 12.35, hora y media después, la primera ver que supero este tiempo porque las piernas, la cabeza y el cuerpo me lo pedían a pesar de estar un poco refriado; finalizando, hace un fuerte viento que meneaba las copas de los pinos como si fuera una  campaña entre olivos, cae  una fina lluvia en todas direcciones y arriba no se veían nubes ya que lucía el sol. Refrescante, úníco, singular y de agradecer ; a la vuelta a casa en el suzuki vi entre Lagos y La Gorgoracha este enorme arco iris en la falda de Sierra Lújar, enorme, la realicé con el móvil que no tiene mucha resolución, el momento fantástico.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Maratonianos en Málaga

     

En la recta final de la maratón tuve la oportunidad de cruzarme con Miguel Muñoz Jiménez "el tarifa", todo un deportista especialista en la prueba y gran tragamillas que acompañaba a las motrileñas Rosa Moreno Béjar con el dorsal 188 y Rosa Santos Docil con el 1758.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

La primera maratón de Málaga modelo de organización


          Málaga arropó el maratón que discurrió por el casco histórico, la primera edición se celebró bajo una fina lluvia y con gran éxito organizativo, el triunfo final fue para el aloreño Juan Vázquez, mientras que Blanca Serrano ganó la carrera femenina y Díaz Carretero la de doce kilómetros. La organización estuvo fenomenal y la gente animaba a los corredores a lo largo del bello trayecto.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Visita al Recinto de la Autonomía de Andalucía

          El pasado miércoles 24 de noviembre estuvimos visitando la exposición permanente de "La memoría de un pueblo", en la ciudad sevillana de Coria del Río, en ella se muestra el proceso autonómico andaluz, con rigor histórico, con perspectiva innovadora, varguardiista y atractiva.
          Sobre un altozano que domina el Gualdalquivir visitamos "La Casa de la Alegría" diseñada por Blas Infante que la construyó con jardines que constituyen todo un catálogo de árboles y flora andaluza; su interior es un compendio donde se funden elementos y símbolos pertenecientes a todas las culturas que pasaron por Andalucía.

jueves, 28 de octubre de 2010

Ejemplares únicos



Primeros pasos



           En el año 1985 vine a trabajar al barrio de la Divina Pastora, empecé dando clases en Educación de Adultos con un grupo de gitanos del Cerrillo Jaime que no sabían leer ni escribir en el colegio de Los Alamos, después de aquella experiencia conocí a mucha gente e hice muchos amigos; el barrio era pobre, humilde, con mucha tareas para emprender. En la Asociación de Vecino conocí a Antonio Béjar Guerrero, un hombre ya mayor, casado en segundas con una mujer polaca que conoció una mañana en la playa de Poniente, tenía tres jóvenes hijos y estaba jubilado con mucha ganas de trabajar por el barrio quitándole tiempo a su familia. La verdad que me resultó familiar colaborar con él, sobre todo después de venir un día a las clases de Adultos con un sombrero ruso que no dejó de sorprenderme.

           Empecé a estudiar Magisterio porque no pude matricularme en Medicina ya que mis profesores de inglés y tecnología me dejaron en séptimo curso algunas materias para septiembre en el 72. Cuando llegaron los exámenes los aprobé lógicamente y en la prueba de madurez en Granada fui ese año, que era el último, el único que aprobó las dos partes de ejercicio. Me fui a Química y ese año descubrí que aquello no era para mí; a pesar de todo hice tres cursos y Magisterio a la vez. En el primer curso teníamos dibujo artístico y lineal, el primero se me daba regular y el segundo muy bien. La cuestión es que me dio un verano por hacer dibujos imaginativos y en mi viejo cuaderno hice a lápiz una cara con un gorro que era el mismo Antonio Béjar quince años después. Aquella tarde se me encogió el estómago por aquella casualidad de la vida, a partir de entonces tuve una amistad comprometida trabajando por el barrio.

           Antonio era un gran luchador, por encima incluso de las enfermedades de la edad y aquello era de alabar, tuve la oportunidad de compartir numerosas actividades deportivas, culturas y sociales; conociendo a muchos vecinos de todas las edades, clases sociales y condición. Peleaba a brazo partido con los políticos de las corporaciones de los alcaldes como Cobo, Barranco o Rubiales; buscando siempre aquellos proyectos que beneficiaran al barrio. Un día en una reunión le levantó el bastón a Rubiales y le temblaron las carnes, más tarde ya se encargó este de ir descolocando a Antonio y su Asociación porque era un gran incordio para sus proyectos, ya que aunque era su sobrino no se casaba con sus argumentaciones.

           Con el paso del tiempo me quedé a vivir en el barrio, aquí conocí a Begoña y nacieron mis dos hijos, la verdad fueron unos años maravillosos. Este verano recibí la noticia de que se fue para siempre, una calurosa mañana paseando por sus calles, esas plazas, rambla y rincones que ya no eran los de antes. Ahora la rambla por fin la embovedaron, hicieron un paseo, colegios, asfaltaron calles y remodelaron edificios… y tanta cosas; el barrio crece hacía el este buscando el horizonte de la libertad. Pocos recordarán tu esfuerzo y tus largas horas de reuniones para hacer de la vida el esfuerzo que todos se merecen.

            Paseo por sus calles, me cruzo con sus vecinos, es una tarde de otoño en la que su luz parece más apagada y los pajarillos trinan en sus árboles ante la llegada de la noche; paseo, paseo… y no veo ningún viejo, loco, luchador, indomable que nos haga sentir que estamos más vivos que nunca